Spot-campaña tolerancia cero-Grassi en libertad
aca les dejamos tres spot titulados "Tolerancia ciudadana cero-Grassi en libertad", grabados por Kasandxs (neuquen) y Gente de radio (Bariloche) y repudiamos a su vez el día del orgullo pedófilo que hace 10 años todos los 24 de junio Pederastas de todo el mundo preparan una serie de actividades con reuniones en las que habrá sexo con menores Enviarán cartas a los diarios para que la sociedad deje de considerarlos depravados.
Esta preocupante celebración nació en Estados Unidos en 1998 con el nombre de International Boy Love Day (IBLD, día internacional del amor a los muchachos).
"gracias por difundir y ayudar a que grassi no quede en libertad..."
BIENVENIDXS!!!ESTE BLOG NACE CON LA IDEA DE DIFUNDIR LA RESISTENCIA Y LA LUCHA DE LOS PUEBLOS,SUMADO AL PROGRAMA RADIAL "UNIENDO FUERXAS" QUE SE EMITE POR FM GENTE DE RADIO-90.3 COMUNITARIA DE BARILOCHE,LOS SABADOS DE 18 A 21 HS.UN ABRAXO-COLECTIVO UNIENDO FUERXAS
domingo, 28 de junio de 2009
martes, 23 de junio de 2009
REFLEXIÓN SOBRE: EL WE-TRIPANTU ANCESTRAL Y CONTEMPORÁNEO
Por Armando Marileo Lefio-Ngenpin
La ceremonia de acompañamiento de renovación de los ciclos naturales o we-tripantu data de miles de años, pues responde a la lógica y normativa de la naturaleza y del cosmos, a través del cual los primeros mapuche asumieron y adaptaron su vida individual y colectiva. No obstante, en la actualidad encontramos dos tipos o formas de conmemorar el we-tripantu en el mundo Mapuche.
1.- WE-TRIPANTU ANCESTRAL:
En primer lugar será necesario saber cómo se determinaba o definía el día del we-tripantu en tiempos ancestrales:
El método más efectivo que tuvieron nuestros abuelos en la definición del día del we-tripantu es el diseño, estructuración, ubicación y construcción de su Ruka; con un fogón en el centro y la puerta principal orientada hacia la salida del sol, determinaban y controlaba el tiempo y el movimiento de éste durante el transcurso del año.
Es decir, el fogón, la puerta principal y un tronco o palo situado frente a la puerta, definirá o marcará el movimiento del día, las constelaciones, el sol, la luna y el tiempo, es decir, éstos símbolos marcarán los días e indicarán el recorrido o movimiento del sol y los ciclos naturales pukemngen (tiempo de lluvias), pewüngen (tiempo o época de brotes), walüng (tiempo de abundancia) rimü (tiempo de descanso o zambullidas) y con ello se determinará el día exacto del we-tripantu.
Desde el punto de referencia se apreciaba el inicio del recorrido que realizaba el sol a partir el día del we-tripantu, comenzando éste a moverse desde el Puel-pikumapu (noreste) hacia el Puel-willimapu, (sureste) vice/versa. En ése recorrido se dice que el sol debe compenetrarse o conectarse con el fogón ubicado en el centro de la ruka, además los rayos no deben tener ningún impedimento en su viaje o recorrido que realiza cada día y durante las trece lunas del año.
Otros de los factores determinantes del we-tripantu son las trece lunas del año, todas las cuales tienen sus propios nombres y cada una representan la época en que le corresponde hacerse presentes. La luna que marca el inicio del nuevo año se les conoce como trufken-küyen, luna gris o luna de las cenizas, correspondiente al pukem. Por tanto ya asomado o nacido el trufken küyen comienzan los preparativos para la ceremonia de inicio de renovación de la vida o we-tripantu.
Actualmente se habla también de un conjunto de estrellas llamadas Ngaupoñi las que al acercarse el we-tripantu desaparecerán por el poniente, lafkenmapu o ngülumapu, asomándose en la madrugada hacia el oriente, unos días antes de producirse el nacimiento de la nueva vida en la naturaleza.
Asimismo se sabe con certeza que el día del we-tripantu, existe una única madrugada del año en que las aguas de los ríos, vertientes, lagos, esteros y otros entran en un proceso o cambios de temperaturas provocado por el movimiento de la tierra o re-acomodación de éste que inicia el regreso o el recorrido por el universo, completándose en el próximo año nuevo o we-tripantu. Ese día emergen desde las profundidades de la tierra, aguas calientes a través de las vertientes los cuales permiten que las personas puedan bañarse en la madrugada, (epewun o amanecer).
¿En qué consiste la ceremonia del we tripantu?
El We-tripantu consiste en participar juntos con la naturaleza en la renovación y emergencias de nuevas vidas. Es decir, el che (humano) siendo uno de los componentes de ella hace suyo y participa junto a su familia e invitados en ésta ceremonia de renovación de la vida. Es así que con antelación reúne diversos tipos de alimentos para el misawün o convivencia que llevará a cabo con sus invitados, familias y miembros de la naturaleza. También podrá realizar un konchotun (en el que con otras familias amigas se visitarán y compartirán dicho acontecimiento), O quizás una ceremonia llevada a cabo por los abuelos, en el que le colocarán su nombre a un nieto o un niño pequeño y eso es motivo de festejo, en fin motivos hay muchas.
Las familias invitadas acuden a la Ruca anfitriona al atardecer del día anterior del inicio del nuevo ciclo, con su yewün (aportes en alimentos y sus presentes). Durante la noche se conversan temas relativos a historias, hechos relevantes del quehacer mapuche y otros relatan epeu, ayekan, ül, weupin, koneu, tambien se realizan danzas ceremoniales en torno al fogón, se juega al awarkuden entre otras entretenciones. Mientras las mamás, hermanas, abuelitas preparan mültrün, kako, rüngalkofke, müllokiñ, mudai, y comienza la celebración.
En la madrugada o epewun se invita a todos a bañarse en las vertientes, ríos, lagunas o mar, para recibir las primeras aguas que les permitirá purificar su cuerpo y su espíritu, ya que todos los mapuche deben esperar el we tripantu, muy fortalecido para que el ciclo venidero favorezca en su vida personal, familiar y colectivo. Se retorna a la Ruca antes de que asome el sol, se inicia la ceremonia de purificación o limpieza danzando en torno a la ruka conforme a como se mueve el sol en éste hemisferio, se tocan instrumentos, se realiza llellipun, consistente en una ceremonia de conexión e interrelación con los espíritus de la naturaleza, los antepasados, el universo para agradecerle por la finalización de un ciclo de vida y permitir recibir el siguiente. Este se realiza antes de que el sol se asome en el puelmapu.
Luego se comparten los alimentos preparados para la ocasión, mas tarde se participa en eventos preparadas por la comunidad, palin, awarkuden, ñiwülün, lonkotun, aukankantun,, además ocasión propicia para hacer katan pilun (perforación de las orejitas a las niñitas), entre otras actividades.
En el momento que aparece el sol, se ha dado paso a una nueva vida, en la tierra y naturaleza; se ha producido un renovado encuentro con todos los actores del mundo mapuche, se ha dado paso a una nueva relación y vínculo con los espíritus creadores y de los antepasados, así se inicia una vez mas una nueva vida en la familia mapuche y en la madre naturaleza.
2.- WE-TRIPANTU CONTEMPORÁNEO:
Esta celebración probablemente (hasta los 50, 60, 70 años hacia atrás) se realizaba en forma más protocolar, privada y con profundo respeto en la que se convocaba e invitaba a las familias más cercanas y aquellas pertenecientes principalmente en la línea materna, cheche o chezki, chuchu, weku, abuelos, abuelas y tíos maternos, asimismo a los sobrinos, primos y otros; ocasionalmente familias y amistades del sector o territorio, con la finalidad de realizar misawün, konchotun, lakutun, katan pilun, entre otros, preparados para la ocasión.
Lo anterior todo cambió en las familias y comunidades de todo el territorio mapuche, cuando se inicia la imposición del mundo occidental, a través de la escuela, el cristianismo y la fiesta de San Juan Bautista en particular, (uno primero que otro).
Cuando nos dimos cuenta estábamos celebrando la fiesta de San Juan y rezando el Padre Nuestro. Nuestro We-tripantu había sido reemplazado por costumbres populares de verse la suerte la noche del 24 de junio, colocar tintas en un papel, pelar papas, poner los pies en un recipiente con aguas y mirarse al espejo, engordar y matar chanchitos para celebrar algún hijo o hija que llevara el nombre de Juan o Juanita, entre otros.
En éste y en otros aspectos de nuestro ser mapuche fuimos intervenidos todos por igual. Así comienza nuestra confusión, el sincretismo, la mezcla, el empobrecimiento espiritual, económico, de identidad entre otros.
Afortunadamente esta fecha se ha ido recuperando paulatinamente, hemos pasado en celebrar el año nuevo del 1 de enero como única fecha con bombo y platillo y con el correr del tiempo con apoyo de las nuevas generaciones de jóvenes mapuche hemos podido rescatar en parte la celebración del we-tripantu. Justamente éste parte por ahí por los años ´86 desde el grupo de teatro de la organización Ad-Mapu de ese entonces.
Sin embargo hoy ya estamos entrando a una época muy distinta y muy complicada y luego vendrán otras y otras más, mientras tanto no hemos sido capaces de recuperar nuestra propia forma de expresar nuestra espiritualidad y el we-tripantu más original, el mapudungun entre otros. La influencia que ha tenido y tienen las religiones y cultura winka sobre la nuestra ha sido más potente de lo que pudiéramos pensar.
Es así que en la actualidad tanto en las esferas mapuche y winka, la celebración del we-tripantu continúa acomodándose y acercándose a la celebración popular occidental, aunque en la programación previa y en los discursos conmemorativos se reivindica el we-tripantu de los antepasados, sin embargo éste está lejos de ser ceremonial, ancestral y original, pues hoy las celebraciones son similares a la fiestas del año nuevo del 1 de enero (del calendario occidental) e incluso son más folklóricas aún, especialmente aquellas promovidas por los organismos de estado, también organizadas y celebradas por algunas comunidades. En éstas están incluidas también las que se organizan y realizan en las ciudades.
Las instituciones antes mencionadas funcionan en forma paternalistas, ofreciendo recursos económicos e impulsando la realización de we-tripantu en las comunidades rurales y urbanas mapuche, mediante pequeños incentivos o proyectos al que se debe presentar un programa detallado de actividades para ser acreedores de aquellos recursos.
Lo anterior es tan contradictorio pues el we-tripantu se da en forma natural, es una celebración o ceremonia de regocijo de los hijos de la tierra, plantas, animales, insectos, aves, personas con la naturaleza, es decir, el che (humano) es un invitado que se entremezcla con los demás y acompaña la madre naturaleza en su fiesta, en su alegría en el regreso de la vida de sus hijos, en esa medida y entendimiento es deber de cada ser humano de todos aquellos que cohabitan nuestros territorios ancestrales y principalmente mapuche a participar en ese festejo, de la forma más natural aportando con lo suyo, con lo propio y no esperar proyectos o beneficios provenientes de organismos estatales o privadas que lo único que hacen es hacer del mapuche un ser más dependiente aún.
Así también en la actualidad muchos colegios e instituciones y hasta agrupaciones mapuche, quizás por desconocimiento o por la pérdida real del significado y sentido que tiene este acontecimiento han cometido graves errores, al realizar celebraciones o conmemoraciones del we-tripantu que se aleja del verdadero sentido de este, que es la de acompañar y ser participe en el regocijo del nuevo despertar de la vida en la naturaleza, asumido culturalmente por nuestros antepasados. Como consecuencia de lo anterior es que el we-tripantu se ha ido paulatinamente transformando en una fiesta meramente social y en algunos casos políticos. También ha habido folklorización de esta fiesta sagrada por decir lo menos.
Otra de las falencias es que hoy se celebra el we-tripantu en tiempos reducidos, una mañana, un rato en el día, mientras tanto en estricto rigor este debería comenzar al atardecer del día antes, terminando al atardecer del día del we-tripantu cumpliendo de esa forma la ley natural, completar el circulo y despedir la noche del año que se va y recibir el inicio de la noche o madrugada del año nuevo, wüñoi y we-tripantu respectivamente, concluyendo con actividades colectivas. Pues la ceremonia del we-tripantu es familiar, eso significa que paulatinamente debemos retornar a la familia para fortalecernos con ellos en el día más relevante de los amaneceres que es el día del we-tripantu.
MANGEL / INVITACION:
Invitamos a todos los habitantes del hemisferio Sur a hacer suyo éste we-tripantu (año nuevo), más real y en concordancia con las normas naturales. Hacer de ella un punto de referencia para el reencuentro con la vida en coexistencia con la tierra, naturaleza, los espíritus y el tiempo. Pues ésta fecha que marca la renovación de los ciclos naturales en éste hemisferio no es propiedad de una u otra cultura, sino nos pertenece a todos aquellos seres que nacimos y cohabitamos en esta parte del planeta, humanos, animales, árboles, ríos, aves, insectos, océanos, entre otros.
Küme ayiukonpape tüfachi we-tripantu (Que comience con alegría este nuevo año)
ARMANDO MARILEO LEFIONgenpin: Autoridad AncestralDIRECTOREscuela de Filosofía, Espiritualidad y Sabiduría Ancestral Mapuche
Temuco Pukem, 2009
sábado, 20 de junio de 2009
Un día normal de trabajo del ejército israelí
Jonathan Cook CounterPunch
Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
Las fuerzas de seguridad israelíes violan de forma rutinaria los derechos de los niños palestinos, según un informe recién publicado que expone que las palizas y la tortura se han convertido en algo habitual. Además, cientos de menores palestinos son procesados cada año en Israel sin el debido juicio y negándoseles las visitas familiares.
Los hallazgos de Defensa Internacional de los Niños (DCI, por sus siglas en inglés) aparecen tras las revelaciones hechas por soldados israelíes y altos comandantes en el sentido de que aterrorizar a los civiles palestinos, incluidos los niños, “es un procedimiento normal” que se utiliza en Cisjordania.
El coronel Itai Virob, comandante de la Brigada Kfir, reveló el pasado mes que cuando están cumpliendo una misión “es normal utilizar la agresividad contra todos y cada uno de los habitantes de un pueblo”. Según afirmó, los interrogatorios incluían bofetadas, palizas y patadas.
Como consecuencia de esto, Gabi Ashkenazi, el jefe de los servicios armados, se vio obligado a presentarse ante el parlamento israelí para desautorizar la conducta de sus soldados. Las palizas estaban “absolutamente prohibidas”, dijo a los parlamentarios.
El coronel Virob hizo esos comentarios durante un testimonio ante un tribunal en defensa de dos soldados, incluido su comandante adjunto, acusados de golpear a los palestinos en el pueblo de Qaddum, cerca de Nablus. Uno de ellos dijo al tribunal que “el ejército adiestra a los soldados para que se muestren agresivos”.
El coronel Virob apareció para confirmar esa observación, diciendo que era una de las políticas seguidas para “alterar el equilibrio” de la vida de los pueblos durante sus misiones y que la inmensa mayoría de los ataques se perpetraban “contra personas que no estaban implicadas en nada”.
La pasada semana hubo más revelaciones de malos tratos a palestinos, algunos tan jóvenes como de catorce años de edad, que fueron difundidos por la TV israelí utilizando el material recogido por soldados disidentes como parte del proyecto Rompiendo el Silencio, y en las que se pone de relieve la brutalidad del ejército.
Dos soldados que servían en el batallón Harub dijeron que habían sido testigos de palizas en una escuela del pueblo de Hares, al suroeste de Nablus, en Cisjordania, en una operación del mes de marzo efectuada para detener a los niños que lanzaban piedras. Muchos de los que se llevaron no estaban implicados, dijeron los soldados.
Durante una operación de doce horas de duración que empezó a las tres de la madrugada, a 150 detenidos les colocaron una venda sobre los ojos y les esposaron por detrás con una cuerda de nylon tan fuertemente apretada que hizo que las manos se les pusieran azules. Las palizas peores, dijeron los soldados, tuvieron lugar en los aseos de la escuela.
Según el testimonio de un soldado, a un niño de quince años se le dio “una bofetada que le tumbó en el suelo”. Añadió que muchos de sus camaradas “ponen de rodillas a los palestinos porque se aburren, porque estás allí durante diez horas y no estás haciendo nada, por eso se ponen a golpear a la gente”.
La información aportada por los soldados confirma los hallazgos del DCI, señalando que tras producirse algún disturbio, o durante los ataques nocturnos contra sus hogares, se llevaban a los niños en redadas generalizadas.
En su informe aparece una selección de testimonios de los niños que representaron a lo largo del año 2008 y en los que se describen las palizas que los soldados israelíes les dieron o las torturas aplicadas por los interrogadores.
Un niño de diez años, identificado como Ezzat H., describió un registro del ejército en la casa de su familia en búsqueda de una pistola. Dijo que un soldado le abofeteó y le pegó repetidamente durante las dos horas que le estuvieron interrogando, antes de que otro soldado le apuntara con el rifle: “El cañón del rifle estaba a tan sólo unos centímetros de mi cara. Me sentía tan aterrado que empecé a temblar. Se pusieron a burlarse de mí”.
Otro niño, Shadi H., de quince años, dijo que los soldados les obligaron a él y a su amigo a desnudarse en un huerto de naranjas cerca del Tulkarem mientras los soldados les lanzaban piedras. Después les golpearon con las culatas de los rifles.
Yamil K., de catorce años, describió cómo le llevaron a un campo militar donde fue golpeado y después le pusieron una cuerda apretado rodeando su cuello y se mofaron parodiando una ejecución.
Yehuda Shaul, de Rompiendo el Silencio, dijo que los soldados trataban como adultos a los niños de más de doce o trece años.
“Es la primera vez que un soldado de alto rango [Coronel Virob] se une a nosotros para denunciar el hecho –aunque no sea ésa su intención- de que el uso de la violencia contra los palestinos no es algo excepcional sino la política que se sigue. Hace unos cuantos años ningún alto oficial hubiera tenido agallas para decir eso”, manifestó.
El informe del DCI también subraya el uso sistemático de la tortura por parte de los interrogadores del ejército y del servicio secreto, el Shin Bet, en un intento de conseguir confesiones de los niños que a veces están implicados en el lanzamiento de piedras.
Islam M., de doce años, dijo que le amenazaron con arrojarle agua hirviente al rostro si no admitía que había lanzado piedras y después le empujaron contra un arbusto espinoso. Otro muchacho, Abed S., de dieciséis años, declaró que le ataron de manos y pies en forma de cruz a un muro de la habitación de interrogatorio durante un día y después le confinaron en solitario durante quince días.
El mes pasado, el Comité de Naciones Unidas Contra la Tortura, un panel de expertos independientes, expresó “profunda preocupación” por el trato que Israel daba a los menores palestinos.
Según el informe del DCI, cada año se lleva a unos 700 niños ante tribunales militares israelíes, y que se les niega, hasta a los niños de doce años, poder contar con el apoyo de un abogado durante los interrogatorios.
Añade que los interrogadores, de forma rutinaria, tapan los ojos y atan las manos de los niños durante los interrogatorios y que utilizan técnicas que incluyen bofetadas y patadas, privación de sueño, confinamiento en solitario, amenazas a los niños y a sus familias, manteniéndoles atados durante largos períodos.
Esas prácticas fueron prohibidas por el Tribunal Supremo de Israel en 1999 pero siguen aplicándose, según documentan ampliamente los grupos israelíes por los derechos humanos.
El DCI dice que hay informes de que a varios niños se les encerró en celdas especialmente diminutas, en un centro de detención cerca de Haifa, al que se refieren como el Número 36. Las celdas no tienen ventana ni ventilación, sus paredes son oscuras y hay una débil luz encendida durante las veinticuatro horas.
En el 95% de los casos, los niños son acusados a partir de confesiones firmadas que están escritas en hebreo, una lengua que muy pocos de ellos comprenden.
Una vez sentenciados, y en violación del derecho internacional, se mantiene a los niños en prisiones de Israel donde sus familias no pueden visitarles y donde no se permite que reciban educación alguna.
El DCI critica también la “cultura de impunidad” entre el Shin Bet, indicando que ninguna de las 600 quejas por torturas presentadas contra sus interrogadores durante la segunda Intifada ha conseguido que se abra una investigación criminal.
Yesh Din, un grupo israelí por los derechos humanos, informó en noviembre que los soldados raramente se enfrentan a una acción disciplinaria como consecuencia de sus conductas ilegales.
Los datos del ejército desde el 2000 hasta finales de 2007, revelaron que la policía militar había acusado a soldados en sólo 78 de las 1.268 investigaciones. La mayor parte de los soldados recibieron sentencias insignificantes.
Los estudios académicos sugieren que los soldados israelíes vienen, desde hace años, utilizando rutinariamente la violencia contra los civiles palestinos.
A finales de 2007, los israelíes se sintieron traumatizados por los testimonios recogidos por la psicóloga clínica Nufar Yishai-Karin de 21 soldados con los que compartió el servicio militar durante los primeros años de la década de 1990.
Los soldados le contaron incidentes en los que se disparaba o atacaba a meros transeúntes. En uno de los testimonios más turbadores, un soldado contó que había presenciado cómo su comandante atacaba a un niño de cuatro años que jugaba con la arena en Gaza.
“Le rompió la mano por aquí, en la muñeca. Le rompió la pierna por aquí. Y empezó a pisotearle el estómago, en tres ocasiones, y luego se fue… Al día siguiente, salí con él en otra patrulla y los soldados empezaron a hacer lo mismo”.
Sigue aumentando la cifra de esa clase de testimonios desde que Rompiendo el Silencio empezó en 2004 a llamar la atención sobre el maltrato del ejército hacia los palestinos.
Jonathan Cook es escritor y periodista. Vive en Nazaret, Israel. Los últimos libros que ha publicado son: “Israel and the Clash of Civilizations: Iraq, Iran and the Plan to Remake the Middle East” (Pluto Press) y “Disappearing Palestine: Israel’ Experiments in Human Dispair” (Zed Books). Su página web es: www.jkcook.net
Este artículo fue publicado por primera vez en The Nacional (www.thenational.ae).
Texto original en inglés:http://www.counterpunch.org/cook06172009.html
Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
Las fuerzas de seguridad israelíes violan de forma rutinaria los derechos de los niños palestinos, según un informe recién publicado que expone que las palizas y la tortura se han convertido en algo habitual. Además, cientos de menores palestinos son procesados cada año en Israel sin el debido juicio y negándoseles las visitas familiares.
Los hallazgos de Defensa Internacional de los Niños (DCI, por sus siglas en inglés) aparecen tras las revelaciones hechas por soldados israelíes y altos comandantes en el sentido de que aterrorizar a los civiles palestinos, incluidos los niños, “es un procedimiento normal” que se utiliza en Cisjordania.
El coronel Itai Virob, comandante de la Brigada Kfir, reveló el pasado mes que cuando están cumpliendo una misión “es normal utilizar la agresividad contra todos y cada uno de los habitantes de un pueblo”. Según afirmó, los interrogatorios incluían bofetadas, palizas y patadas.
Como consecuencia de esto, Gabi Ashkenazi, el jefe de los servicios armados, se vio obligado a presentarse ante el parlamento israelí para desautorizar la conducta de sus soldados. Las palizas estaban “absolutamente prohibidas”, dijo a los parlamentarios.
El coronel Virob hizo esos comentarios durante un testimonio ante un tribunal en defensa de dos soldados, incluido su comandante adjunto, acusados de golpear a los palestinos en el pueblo de Qaddum, cerca de Nablus. Uno de ellos dijo al tribunal que “el ejército adiestra a los soldados para que se muestren agresivos”.
El coronel Virob apareció para confirmar esa observación, diciendo que era una de las políticas seguidas para “alterar el equilibrio” de la vida de los pueblos durante sus misiones y que la inmensa mayoría de los ataques se perpetraban “contra personas que no estaban implicadas en nada”.
La pasada semana hubo más revelaciones de malos tratos a palestinos, algunos tan jóvenes como de catorce años de edad, que fueron difundidos por la TV israelí utilizando el material recogido por soldados disidentes como parte del proyecto Rompiendo el Silencio, y en las que se pone de relieve la brutalidad del ejército.
Dos soldados que servían en el batallón Harub dijeron que habían sido testigos de palizas en una escuela del pueblo de Hares, al suroeste de Nablus, en Cisjordania, en una operación del mes de marzo efectuada para detener a los niños que lanzaban piedras. Muchos de los que se llevaron no estaban implicados, dijeron los soldados.
Durante una operación de doce horas de duración que empezó a las tres de la madrugada, a 150 detenidos les colocaron una venda sobre los ojos y les esposaron por detrás con una cuerda de nylon tan fuertemente apretada que hizo que las manos se les pusieran azules. Las palizas peores, dijeron los soldados, tuvieron lugar en los aseos de la escuela.
Según el testimonio de un soldado, a un niño de quince años se le dio “una bofetada que le tumbó en el suelo”. Añadió que muchos de sus camaradas “ponen de rodillas a los palestinos porque se aburren, porque estás allí durante diez horas y no estás haciendo nada, por eso se ponen a golpear a la gente”.
La información aportada por los soldados confirma los hallazgos del DCI, señalando que tras producirse algún disturbio, o durante los ataques nocturnos contra sus hogares, se llevaban a los niños en redadas generalizadas.
En su informe aparece una selección de testimonios de los niños que representaron a lo largo del año 2008 y en los que se describen las palizas que los soldados israelíes les dieron o las torturas aplicadas por los interrogadores.
Un niño de diez años, identificado como Ezzat H., describió un registro del ejército en la casa de su familia en búsqueda de una pistola. Dijo que un soldado le abofeteó y le pegó repetidamente durante las dos horas que le estuvieron interrogando, antes de que otro soldado le apuntara con el rifle: “El cañón del rifle estaba a tan sólo unos centímetros de mi cara. Me sentía tan aterrado que empecé a temblar. Se pusieron a burlarse de mí”.
Otro niño, Shadi H., de quince años, dijo que los soldados les obligaron a él y a su amigo a desnudarse en un huerto de naranjas cerca del Tulkarem mientras los soldados les lanzaban piedras. Después les golpearon con las culatas de los rifles.
Yamil K., de catorce años, describió cómo le llevaron a un campo militar donde fue golpeado y después le pusieron una cuerda apretado rodeando su cuello y se mofaron parodiando una ejecución.
Yehuda Shaul, de Rompiendo el Silencio, dijo que los soldados trataban como adultos a los niños de más de doce o trece años.
“Es la primera vez que un soldado de alto rango [Coronel Virob] se une a nosotros para denunciar el hecho –aunque no sea ésa su intención- de que el uso de la violencia contra los palestinos no es algo excepcional sino la política que se sigue. Hace unos cuantos años ningún alto oficial hubiera tenido agallas para decir eso”, manifestó.
El informe del DCI también subraya el uso sistemático de la tortura por parte de los interrogadores del ejército y del servicio secreto, el Shin Bet, en un intento de conseguir confesiones de los niños que a veces están implicados en el lanzamiento de piedras.
Islam M., de doce años, dijo que le amenazaron con arrojarle agua hirviente al rostro si no admitía que había lanzado piedras y después le empujaron contra un arbusto espinoso. Otro muchacho, Abed S., de dieciséis años, declaró que le ataron de manos y pies en forma de cruz a un muro de la habitación de interrogatorio durante un día y después le confinaron en solitario durante quince días.
El mes pasado, el Comité de Naciones Unidas Contra la Tortura, un panel de expertos independientes, expresó “profunda preocupación” por el trato que Israel daba a los menores palestinos.
Según el informe del DCI, cada año se lleva a unos 700 niños ante tribunales militares israelíes, y que se les niega, hasta a los niños de doce años, poder contar con el apoyo de un abogado durante los interrogatorios.
Añade que los interrogadores, de forma rutinaria, tapan los ojos y atan las manos de los niños durante los interrogatorios y que utilizan técnicas que incluyen bofetadas y patadas, privación de sueño, confinamiento en solitario, amenazas a los niños y a sus familias, manteniéndoles atados durante largos períodos.
Esas prácticas fueron prohibidas por el Tribunal Supremo de Israel en 1999 pero siguen aplicándose, según documentan ampliamente los grupos israelíes por los derechos humanos.
El DCI dice que hay informes de que a varios niños se les encerró en celdas especialmente diminutas, en un centro de detención cerca de Haifa, al que se refieren como el Número 36. Las celdas no tienen ventana ni ventilación, sus paredes son oscuras y hay una débil luz encendida durante las veinticuatro horas.
En el 95% de los casos, los niños son acusados a partir de confesiones firmadas que están escritas en hebreo, una lengua que muy pocos de ellos comprenden.
Una vez sentenciados, y en violación del derecho internacional, se mantiene a los niños en prisiones de Israel donde sus familias no pueden visitarles y donde no se permite que reciban educación alguna.
El DCI critica también la “cultura de impunidad” entre el Shin Bet, indicando que ninguna de las 600 quejas por torturas presentadas contra sus interrogadores durante la segunda Intifada ha conseguido que se abra una investigación criminal.
Yesh Din, un grupo israelí por los derechos humanos, informó en noviembre que los soldados raramente se enfrentan a una acción disciplinaria como consecuencia de sus conductas ilegales.
Los datos del ejército desde el 2000 hasta finales de 2007, revelaron que la policía militar había acusado a soldados en sólo 78 de las 1.268 investigaciones. La mayor parte de los soldados recibieron sentencias insignificantes.
Los estudios académicos sugieren que los soldados israelíes vienen, desde hace años, utilizando rutinariamente la violencia contra los civiles palestinos.
A finales de 2007, los israelíes se sintieron traumatizados por los testimonios recogidos por la psicóloga clínica Nufar Yishai-Karin de 21 soldados con los que compartió el servicio militar durante los primeros años de la década de 1990.
Los soldados le contaron incidentes en los que se disparaba o atacaba a meros transeúntes. En uno de los testimonios más turbadores, un soldado contó que había presenciado cómo su comandante atacaba a un niño de cuatro años que jugaba con la arena en Gaza.
“Le rompió la mano por aquí, en la muñeca. Le rompió la pierna por aquí. Y empezó a pisotearle el estómago, en tres ocasiones, y luego se fue… Al día siguiente, salí con él en otra patrulla y los soldados empezaron a hacer lo mismo”.
Sigue aumentando la cifra de esa clase de testimonios desde que Rompiendo el Silencio empezó en 2004 a llamar la atención sobre el maltrato del ejército hacia los palestinos.
Jonathan Cook es escritor y periodista. Vive en Nazaret, Israel. Los últimos libros que ha publicado son: “Israel and the Clash of Civilizations: Iraq, Iran and the Plan to Remake the Middle East” (Pluto Press) y “Disappearing Palestine: Israel’ Experiments in Human Dispair” (Zed Books). Su página web es: www.jkcook.net
Este artículo fue publicado por primera vez en The Nacional (www.thenational.ae).
Texto original en inglés:http://www.counterpunch.org/cook06172009.html
lunes, 8 de junio de 2009
JUDIOS Y PALESTINOS ENFENTAN LA PERSECUCION IDEOLOGICA DEL INADI
(AW) Frente al posible dictamen del INADI que consideraría un acto de discriminación antisemita, cualquier actividad de denuncia, critica, confrontación o rechazo hacia las políticas del Estado Israelí (incluidas las gravísimas violaciones a los derechos humanos, que perpetran sistemáticamente al pueblo palestino), distintas organizaciones e individuos en particular de origen judío y palestino, envían esta carta abierta al INADI y al pueblo Argentino.
Solicitamos a quienes acuerden, envíen sus firmas a:
cartaalinadi@ gmail.com
CARTA ABIERTA AL INADI Y AL PUEBLO ARGENTINO.
Los abajo firmantes, ciudadanos de los más diversos orígenes, en particular de origen palestino y judío y, de distintas procedencias políticas o partidarias, firmemente consustanciados con el carácter universal de la lucha por la vigencia plena de los derechos humanos, nos dirigimos al INSTITUTO NACIONAL CONTRA LA DISCRIMINACIÓ N (INADI), al conjunto del pueblo argentino y a la comunidad judía para expresar nuestra más honda preocupación ante el conocimiento que hemos tomado de un probable dictamen de ese organismo. Según trascendidos el mismo dispondría que cualquier actividad de denuncia, rechazo o confrontación contra el Estado de Israel, su política sionista, sus actos políticos y militares (que se materializan en gravísimas violaciones al derecho humanitario internacional) sería considerada un acto de discriminación “antisemita”.
La detención de un grupo de militantes, el 17 de mayo pasado, mientras denunciaban el acto en conmemoración de la creación del Estado de Israel organizado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, y el agravamiento que, a sus cargos, ha pronunciado la Justicia Federal por aplicación de la Ley 23.952 que castiga la discriminación, reafirma nuestra preocupación.
AFIRMAMOS que, por DISCRIMINACIÓ N se entienden “dar trato de inferioridad a persona o comunidad en razón de su pertenencia, religiosa, nacional, de género, social, ideológica o de cualquier tipo”, en general hechos de persecución o degradación de la dignidad humana en función de sus pertenencias: en el ápice del desvalor cuando el más fuerte comete actos violentos contra el débil, individual o colectivo. Todos los genocidios parten de actos, ideologías y políticas discriminatorias.
NO ES DISCRIMINACIÓN el acto de rechazo, repudio o confrontación de grupos agredidos o débiles, o solidarios con ellos, que se expresen y actúen contra la ejecución de formas de dominación, explotación o violencia de cualquier tipo que aumenten y propaguen las desigualdades e injusticias.
El Art. 3º de la Ley Antidiscriminatoria dispone: “Serán reprimidos con prisión de un mes a tres años los que participaren en una organización o realizaren propaganda basados en ideas o teorías de superioridad de una raza o de un grupo de personas de determinada religión, origen étnico o color, que tengan por objeto la justificación o promoción de la discriminació n racial o religiosa en cualquier forma. En igual pena incurrirán quienes por cualquier medio alentaren o incitaren a la persecución o el odio contra una persona o grupos de personas a causa de su raza, religión, nacionalidad o ideas políticas”.
La ley no castiga a quienes rechacen por medios legítimos las prácticas originadas en dicha “superioridad” u odio.
La política del Estado de Israel se viene manifestando con violencia inusitada contra el pueblo Palestino y otros de la región.
A la vez, desde hace décadas, militares israelíes vienen colaborando con gobiernos dictatoriales o represivos, aportando inteligencia militar, armamento y tecnología para apoyar esas políticas antidemocráticas y violatorias del derecho humanitario internacional contra diversos pueblos del mundo y de América Latina.
El carácter de “TERRORISMO DE ESTADO” de Israel ha sido debatido, probado y denunciado en diversos foros de la comunidad universal, gozando ya de amplio consenso.
Numerosos integrantes de la comunidad judía, a lo largo y ancho del mundo, han repudiado la política sionista y han desautorizado que sea la que represente su “judeidad”, identidad reivindicada por un significativo número de judíos históricamente comprometidos con la justicia social, la paz, la protección y promoción de los Derechos Humanos.
Es público y notorio que el terrorismo de estado en Argentina, vigente antes de 1983, multiplicó su violencia contra las víctimas de origen judío en sus prácticas genocidas y en el número de víctimas, superior a la proporción de la comunidad judía en relación a las restantes y ello nunca fue denunciado por el Estado de Israel.
También es universalmente conocida la asociación de grandes consorcios y corporaciones con el nazi - fascismo antes, durante y después de la Segunda Guerra Mundial, consorcios que en la actualidad mantienen una fluida relación con Israel.
Durante la violenta agresión al pueblo de Palestina entre diciembre y enero pasado, grandes demostraciones de solidaridad de nuestro pueblo y de repudio a la agresión sionista y colonialista del Estado de Israel congregaron a ciudadanos de diversos orígenes nacionales, religiosos, ideológicos y políticos, entre ellos militantes y adherentes de origen judío.
Esas demostraciones NO SÓLO NO INFRIGIERON LA LEY ANTIDISCRIMINATORIA SINO QUE EXIGIERON EN LOS HECHOS LA VIGENCIA PLENA DE SUS VALORES EN NUESTRO PAÍS Y EN TODAS LAS NACIONES DEL MUNDO CIVILIZADO, misión que debiera también impulsar el INADI.
Los pueblos del mundo precisan vivir en paz, fraternidad y colaboración. No ha sido la excepción los distintos pueblos árabes y judíos, tanto en Medio Oriente como en nuestro país. Se han caracterizado por una vida en común, por actividades compartidas y por una práctica solidaria y amistosa, entre ellos y con las restantes comunidades que componen la variedad de orígenes de los argentinos.
Jamás los firmantes hemos difundido ninguna agresión o discriminación contra persona o pueblo alguno por el origen nacional, religioso, social, económico o político, menos contra la comunidad o contra personas de origen judío, algunas de las cuales dirigen actualmente organizaciones solidarias con el pueblo Palestino. Más aún la trayectoria de los firmantes es prueba acabada que han sido, son y serán consecuentes en la lucha activa por la plena vigencia de los derechos humanos que incluye el rechazo a todo tipo de discriminación formal y material.
Nos parece IMPRESCINDIBLE QUE EL INADI ACLARE que debe condenarse cualquier tipo de discriminación, pero que la lucha por la vigencia plena de los derechos humanos es universal y que sus acciones, de modo alguno pueden considerarse discriminatorias cuando lo que se denuncia y rechaza son políticas de terrorismo de estado, explotación, injusticia social o violencia contra ciudadanos por su pertenencia a origen de cualquier tipo, personas indefensas ante las agresiones de individuos, comunidades, sectores sociales o estados poderosos.
Con independencia de la oportunidad, acierto o representatividad social y política - que no nos corresponde juzgar - toda expresión popular y democrática de lucha contra las políticas violentas del Estado de Israel y de quienes comparten su ideario sionista, racista y colonial, EN NINGÚN CASO PUEDE REPROCHARSE COMO ACTO DISCRIMINTARIO Y ANTISEMITA, sobre todo cuando ISRAEL igualmente agrede a personas de origen judío que no admiten acciones inmorales, antijurídicas e injustas, que se traducen en exterminio, persecución y colonización.
Por lo tanto reclamamos al INADI QUE ACLARE SI EXISTE DICHO DICTAMEN Y, EN SU CASO, SEA INMEDIATAMENTE MODIFICADO: ES LA APOLOGÍA DEL SIONISMO, UNA IDEOLOGÍA COLONIALISTA, RACISTA E INHUMANA, DE “APARTHEID” INSTITUCIONAL, LO QUE CONSTITUYE DISCRIMINACIÓ N EN LOS TÉRMINOS DE LA LEY 23.952, que incluso podría constituir delito.
Ninguna conveniencia ni coyuntura política debe prevalecer sobre la imperiosa firmeza que, como política de Estado, merece la tutela de los derechos humanos, sin condiciones y sin atención al origen del agresor o de la víctima.
En la protección de la dignidad humana hay una sola raza a la que pertenecemos todos los habitantes del mundo, sin excepciones.
Buenos Aires, mayo 29 de 2009.
Solicitamos a quienes acuerden, envíen sus firmas a:
cartaalinadi@ gmail.com
CARTA ABIERTA AL INADI Y AL PUEBLO ARGENTINO.
Los abajo firmantes, ciudadanos de los más diversos orígenes, en particular de origen palestino y judío y, de distintas procedencias políticas o partidarias, firmemente consustanciados con el carácter universal de la lucha por la vigencia plena de los derechos humanos, nos dirigimos al INSTITUTO NACIONAL CONTRA LA DISCRIMINACIÓ N (INADI), al conjunto del pueblo argentino y a la comunidad judía para expresar nuestra más honda preocupación ante el conocimiento que hemos tomado de un probable dictamen de ese organismo. Según trascendidos el mismo dispondría que cualquier actividad de denuncia, rechazo o confrontación contra el Estado de Israel, su política sionista, sus actos políticos y militares (que se materializan en gravísimas violaciones al derecho humanitario internacional) sería considerada un acto de discriminación “antisemita”.
La detención de un grupo de militantes, el 17 de mayo pasado, mientras denunciaban el acto en conmemoración de la creación del Estado de Israel organizado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, y el agravamiento que, a sus cargos, ha pronunciado la Justicia Federal por aplicación de la Ley 23.952 que castiga la discriminación, reafirma nuestra preocupación.
AFIRMAMOS que, por DISCRIMINACIÓ N se entienden “dar trato de inferioridad a persona o comunidad en razón de su pertenencia, religiosa, nacional, de género, social, ideológica o de cualquier tipo”, en general hechos de persecución o degradación de la dignidad humana en función de sus pertenencias: en el ápice del desvalor cuando el más fuerte comete actos violentos contra el débil, individual o colectivo. Todos los genocidios parten de actos, ideologías y políticas discriminatorias.
NO ES DISCRIMINACIÓN el acto de rechazo, repudio o confrontación de grupos agredidos o débiles, o solidarios con ellos, que se expresen y actúen contra la ejecución de formas de dominación, explotación o violencia de cualquier tipo que aumenten y propaguen las desigualdades e injusticias.
El Art. 3º de la Ley Antidiscriminatoria dispone: “Serán reprimidos con prisión de un mes a tres años los que participaren en una organización o realizaren propaganda basados en ideas o teorías de superioridad de una raza o de un grupo de personas de determinada religión, origen étnico o color, que tengan por objeto la justificación o promoción de la discriminació n racial o religiosa en cualquier forma. En igual pena incurrirán quienes por cualquier medio alentaren o incitaren a la persecución o el odio contra una persona o grupos de personas a causa de su raza, religión, nacionalidad o ideas políticas”.
La ley no castiga a quienes rechacen por medios legítimos las prácticas originadas en dicha “superioridad” u odio.
La política del Estado de Israel se viene manifestando con violencia inusitada contra el pueblo Palestino y otros de la región.
A la vez, desde hace décadas, militares israelíes vienen colaborando con gobiernos dictatoriales o represivos, aportando inteligencia militar, armamento y tecnología para apoyar esas políticas antidemocráticas y violatorias del derecho humanitario internacional contra diversos pueblos del mundo y de América Latina.
El carácter de “TERRORISMO DE ESTADO” de Israel ha sido debatido, probado y denunciado en diversos foros de la comunidad universal, gozando ya de amplio consenso.
Numerosos integrantes de la comunidad judía, a lo largo y ancho del mundo, han repudiado la política sionista y han desautorizado que sea la que represente su “judeidad”, identidad reivindicada por un significativo número de judíos históricamente comprometidos con la justicia social, la paz, la protección y promoción de los Derechos Humanos.
Es público y notorio que el terrorismo de estado en Argentina, vigente antes de 1983, multiplicó su violencia contra las víctimas de origen judío en sus prácticas genocidas y en el número de víctimas, superior a la proporción de la comunidad judía en relación a las restantes y ello nunca fue denunciado por el Estado de Israel.
También es universalmente conocida la asociación de grandes consorcios y corporaciones con el nazi - fascismo antes, durante y después de la Segunda Guerra Mundial, consorcios que en la actualidad mantienen una fluida relación con Israel.
Durante la violenta agresión al pueblo de Palestina entre diciembre y enero pasado, grandes demostraciones de solidaridad de nuestro pueblo y de repudio a la agresión sionista y colonialista del Estado de Israel congregaron a ciudadanos de diversos orígenes nacionales, religiosos, ideológicos y políticos, entre ellos militantes y adherentes de origen judío.
Esas demostraciones NO SÓLO NO INFRIGIERON LA LEY ANTIDISCRIMINATORIA SINO QUE EXIGIERON EN LOS HECHOS LA VIGENCIA PLENA DE SUS VALORES EN NUESTRO PAÍS Y EN TODAS LAS NACIONES DEL MUNDO CIVILIZADO, misión que debiera también impulsar el INADI.
Los pueblos del mundo precisan vivir en paz, fraternidad y colaboración. No ha sido la excepción los distintos pueblos árabes y judíos, tanto en Medio Oriente como en nuestro país. Se han caracterizado por una vida en común, por actividades compartidas y por una práctica solidaria y amistosa, entre ellos y con las restantes comunidades que componen la variedad de orígenes de los argentinos.
Jamás los firmantes hemos difundido ninguna agresión o discriminación contra persona o pueblo alguno por el origen nacional, religioso, social, económico o político, menos contra la comunidad o contra personas de origen judío, algunas de las cuales dirigen actualmente organizaciones solidarias con el pueblo Palestino. Más aún la trayectoria de los firmantes es prueba acabada que han sido, son y serán consecuentes en la lucha activa por la plena vigencia de los derechos humanos que incluye el rechazo a todo tipo de discriminación formal y material.
Nos parece IMPRESCINDIBLE QUE EL INADI ACLARE que debe condenarse cualquier tipo de discriminación, pero que la lucha por la vigencia plena de los derechos humanos es universal y que sus acciones, de modo alguno pueden considerarse discriminatorias cuando lo que se denuncia y rechaza son políticas de terrorismo de estado, explotación, injusticia social o violencia contra ciudadanos por su pertenencia a origen de cualquier tipo, personas indefensas ante las agresiones de individuos, comunidades, sectores sociales o estados poderosos.
Con independencia de la oportunidad, acierto o representatividad social y política - que no nos corresponde juzgar - toda expresión popular y democrática de lucha contra las políticas violentas del Estado de Israel y de quienes comparten su ideario sionista, racista y colonial, EN NINGÚN CASO PUEDE REPROCHARSE COMO ACTO DISCRIMINTARIO Y ANTISEMITA, sobre todo cuando ISRAEL igualmente agrede a personas de origen judío que no admiten acciones inmorales, antijurídicas e injustas, que se traducen en exterminio, persecución y colonización.
Por lo tanto reclamamos al INADI QUE ACLARE SI EXISTE DICHO DICTAMEN Y, EN SU CASO, SEA INMEDIATAMENTE MODIFICADO: ES LA APOLOGÍA DEL SIONISMO, UNA IDEOLOGÍA COLONIALISTA, RACISTA E INHUMANA, DE “APARTHEID” INSTITUCIONAL, LO QUE CONSTITUYE DISCRIMINACIÓ N EN LOS TÉRMINOS DE LA LEY 23.952, que incluso podría constituir delito.
Ninguna conveniencia ni coyuntura política debe prevalecer sobre la imperiosa firmeza que, como política de Estado, merece la tutela de los derechos humanos, sin condiciones y sin atención al origen del agresor o de la víctima.
En la protección de la dignidad humana hay una sola raza a la que pertenecemos todos los habitantes del mundo, sin excepciones.
Buenos Aires, mayo 29 de 2009.
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